Marta de Pablos / SEGOVIA
La colección Segovia al Paso presenta el libro “Patrimonio industrial en Segovia” del profesor de Formación Profesional Jorge Miguel Soler.
El patrimonio industrial, según este ingeniero, son «los restos materiales e inmateriales de las antiguas industrias». En Segovia abundan las alhóndigas o los depósitos de las materias primas.
«Nos quedan pocas personas que hayan trabajado en muchas de esas industrias», advirtió Soler, dejando entrever que era el momento de acometer esta tarea. Así, ha podido recoger testimonios de quienes trabajaron en algún secadero de achicoria de Cuéllar, «donde pasaban muchas penurias debido al calor».
Soler, que se enfrentaba aquí a su primera publicación en solitario, señaló que el libro es de una colectividad, como lo es el patrimonio industrial, pues son «muchos los compañeros que me han pasado escritos o libros».
Al acto le acompañaban el presidente de la Diputación, Francisco Vázquez, y el director de la Real Academia de Arte e Historia de San Quirce, Antonio Ruiz, instituciones que patrocinan y editan respectivamente esta publicación perteneciente a la colección Segovia al paso.
El profesor de Formación Profesional va contando o haciendo una clasificación de ese patrimonio industrial. En primer lugar, esas industrias de la tecnología popular, donde entrarían también, las pegueras, las fraguas tradicionales y los lagares.
En un segundo apartado, incluye la Mesta y las primeras operaciones industriales de la lana. Dedica otro epígrafe a las llamadas Reales Fábricas, que tienen tres exponentes en Segovia: la Real Casa de la Moneda, la Real Fábrica de Cristales de La Granja y el Real Aserrío Mecánico de los Montes de Valsaín.